El mercado inmobiliario en Alicante vive un momento tan intenso como complejo. Tras más de cuatro años de crecimiento continuado desde el final de la pandemia, la provincia se enfrenta a una situación inédita: la falta de viviendas disponibles para vender. Esta escasez no solo afecta a la obra nueva –incapaz de dar respuesta a la fuerte demanda existente–, sino también al mercado de segunda mano, que hasta hace poco parecía inagotable.
En este contexto, las inmobiliarias alicantinas han entrado en una auténtica guerra por conseguir captar propiedades, recurriendo incluso a prácticas que, aunque no son nuevas, se han intensificado de forma notable: el pago de comisiones a porteros y administradores de fincas para obtener información sobre pisos vacíos, o la eliminación de honorarios para los propietarios que venden su casa.
Las cifras hablan por sí solas. Desde 2021 hasta junio de 2025 se han vendido en la provincia de Alicante más de 215.000 viviendas, según datos del INE, de las que más de 181.000 fueron de segunda mano. Un volumen de negocio muy lucrativo que ha atraído a nuevos actores y ha multiplicado la competencia.
El problema es que esa oferta, que parecía interminable, empieza a agotarse. Por cada vivienda que entra en el mercado, hay varias agencias compitiendo por gestionarla. Esto ha transformado el modelo de negocio de muchas inmobiliarias, que ahora centran más esfuerzos en buscar propietarios dispuestos a vender que en encontrar compradores.
El fenómeno de los “referidos” –el aviso de porteros, conserjes o administradores de fincas sobre un piso que se queda vacío– cobra más protagonismo que nunca. Las comisiones que se pagan en estos casos pueden llegar al 12,5 % de la comisión de la agencia, lo que supone fácilmente más de 500 euros con los precios actuales. Además, algunas agencias recurren a “regalos” para mantener esa relación privilegiada con quienes pueden proporcionar información valiosa.
A esta situación se suma otro factor clave: la multiplicación de agencias inmobiliarias en la provincia. Solo en los últimos cuatro años se han abierto más de 1.600 nuevas inmobiliarias en Alicante, alcanzando un total de más de 13.000 negocios activos relacionados con la intermediación de viviendas.
El resultado es evidente: no hay casas suficientes para tantos intermediarios. Esto ha disparado la competencia y ha generado un escenario en el que muchas agencias buscan destacar a cualquier precio, aunque no siempre con las mejores prácticas.
El auge del sector también ha traído consigo un problema de reputación. No todas las inmobiliarias actúan con la misma seriedad ni ofrecen un trato profesional al cliente.
Basta con revisar las reseñas en Google para comprobar cómo muchas agencias acumulan críticas negativas relacionadas con la falta de transparencia, la presión excesiva sobre vendedores y compradores, o la falta de atención personalizada. Estas experiencias dañan la imagen del sector en general y generan desconfianza entre quienes buscan vender o comprar una vivienda.
La realidad es que vender una propiedad es una de las decisiones más importantes en la vida de una persona, y merece ser gestionada con profesionalidad, honestidad y cercanía. Cuando eso no ocurre, los afectados son los clientes: propietarios que no obtienen el valor real de su vivienda o compradores que se sienten engañados o mal asesorados.
Otro fenómeno que ha ganado fuerza es la aparición de freelance inmobiliarios: personas que deciden trabajar por su cuenta sin contar con una estructura, formación ni respaldo legal sólidos. Aunque algunos cuentan con buena voluntad, la mayoría carece de la experiencia necesaria para ofrecer un servicio completo y de calidad.
Esto genera varios problemas:
Desconocimiento del mercado real: se fijan precios poco ajustados que ralentizan la venta o hacen perder oportunidades.
Procesos mal gestionados: desde la falta de documentación hasta errores en contratos o trámites legales.
Falta de seguridad: tanto propietarios como compradores quedan expuestos a riesgos innecesarios.
A todo ello se suma la proliferación de estafas inmobiliarias, especialmente a través de internet, donde falsos intermediarios publican anuncios de viviendas inexistentes o duplicadas, piden adelantos de dinero y luego desaparecen. Un fenómeno que ha obligado a redoblar la precaución de los clientes y que subraya la necesidad de confiar únicamente en inmobiliarias reconocidas y consolidadas.
En este escenario de alta competencia, falta de producto y presencia de actores poco profesionales, la elección de la inmobiliaria adecuada se convierte en un factor decisivo.
Una agencia con trayectoria y prestigio no solo garantiza un proceso seguro, sino también:
Transparencia total en cada paso de la compraventa.
Valoración real y profesional de las propiedades, ajustada al mercado.
Red de contactos y herramientas de marketing avanzadas para dar máxima visibilidad a las viviendas.
Asesoramiento legal y financiero completo, desde la firma de contratos hasta la gestión de hipotecas.
Trato cercano y humano, entendiendo que detrás de cada operación hay historias y proyectos de vida.
En Urbanaliza conocemos a fondo esta realidad. Sabemos que la competencia es feroz, que cada vivienda es un tesoro y que los clientes merecen un servicio a la altura de sus expectativas.
Por eso nos hemos consolidado como una inmobiliaria de referencia, reconocida por nuestro profesionalismo, cercanía y resultados contrastados. Nuestro compromiso es ofrecer un servicio transparente, seguro y adaptado a cada cliente, alejándonos de prácticas poco éticas que dañan la imagen del sector.
En Urbanaliza apostamos por la calidad frente a la cantidad, por el trato humano frente a la prisa, y por la confianza frente a las dudas. Porque creemos que vender o comprar una vivienda debe ser un proceso ilusionante, no una fuente de problemas.
Si estás pensando en vender o comprar una propiedad en Alicante o San Vicente del Raspeig, confía en quienes ponen tu tranquilidad y tus intereses en primer lugar. En Urbanaliza estamos para ayudarte.
La guerra inmobiliaria en Alicante es una realidad marcada por la escasez de viviendas y el exceso de competencia. En medio de este panorama, solo las inmobiliarias profesionales, con valores sólidos y experiencia demostrada, pueden garantizar operaciones seguras y satisfactorias. Urbanaliza es un ejemplo de ello: un equipo comprometido con las personas, con el mercado y con la excelencia.
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